¿MALOS O BRUTOS? A PROPÓSITO DEL INFANTIL PAKAPAKA LIBERTARIO
a realidad de los hechos concretos. De esto trata esta nota de Jaime Correas (Premios Kones 2007), quien expone como dramático el dilema entre el rumbo económico de Milei y la batalla cultural que encarna el "Gordo Dan" en forma exponencial. El bruto siempre es peor que un malo. Porque el malo suele tener remedio. El bruto no. He visto muchos malos que se han vuelto buenos. No he visto jamás un bruto que se haya vuelto inteligente. Juan Domingo Perón. Félix Luna produjo una revolución en la cultura argentina cuando imaginó y puso en marcha en 1967 la revista «Todo es Historia», una publicación que lo sobrevivió y llega hasta hoy. En sus páginas se vienen publicando desde aquellos años trabajos con una amplitud enorme de autores, corrientes y temas. Esta proeza, llevada a cabo en un país con una gran tendencia a lo faccioso, es doblemente importante, porqué ha permitido que la publicación sea una tribuna democrática y plural de amplio alcance. Por desgracia la decadencia del mercado de diarios y revistas, que tuvo como escenario a los tradicionales kioscos que poblaron el país y casi han desaparecido, sumada a los avances tecnológicos, han producido que cada día tengan menos llegada esas posiciones no facciosas de difusión histórica. Se han impuesto formatos que alientan lo opuesto: una historia al servicio de militancias. ...LEER MÁS ...
Nacido en 1925, este año es el centenario de Félix Luna, quien además de alumbrar el legendario mensuario es el autor de la letra de canciones inolvidables como «Juana Azurduy», «Alfonsina y el mar» y «Zamba de usted», entre muchísimas otras. Además escribió una gran cantidad de libros sobre historia argentina, entre los que hay algunos esenciales, como «Soy Roca», «El 45» o «Los caudillos». Justamente cuando estaba publicando esta última obra, en paralelo llevaba a cabo junto al músico Ariel Ramírez un disco bajo el mismo título. Es que a pesar de haber nacido en Buenos Aires, Luna provenía de una familia de La Rioja y se casó con la riojana Felisa de la Fuente, la «Negra», lo cual lo hacía habitualmente peregrinar por amor a la tierra de sus ancestros. «Los caudillos», justamente, está dedicado a ella y es una puesta a punto de la necesidad de ver la historia también desde una perspectiva provinciana y sin el agregado de la demonización de los líderes caudillescos para contrarrestar la visión porteñocentrista que ha alentado muchas veces a la historiografía argentina. Pero lo más importante es que se propone restituir a personajes controvertidos, cinco caudillos centrales, Artigas, Quiroga, Ramírez, el «Chacho Peñaloza» y Felipe Varela, a una dimensión más humana y más ponderada de su significación histórica. El autor escribe en el prólogo, titulado sintomáticamente «Los bárbaros y nosotros»: «La Argentina no es un país niño y sin embargo se lo quiere alimentar con esquemas pueriles y asustarlo… Eso tiene que terminar. La historia tamizada, depurada y desinfectada ya nos resulta chirle. Queremos la historia tal como fue: con sus personajes reales, no acartonados ni idealizados; en su sangre y su cuero, con sus errores y miserias; como es su gente».
El objetivo que se planteaba Luna y que consigue en su libro no germinó en la Argentina. Por desgracia. Al día de hoy priman casi siempre las visiones dicotómicas, binarias, y que falsean el pasado, o lo ven parcialmente, para dar batallas del presente. Y muchas veces dificultan la proyección en el futuro. Hay excepciones, sobre todo en cierta historiografía profesional que no tiene tanta llegada al público general. En el mismo prólogo sintetiza Luna de donde se venía. Lamentablemente, casi 60 años después no se ha avanzado y en algunos aspectos se ha retrocedido: «Sarmiento, Mitre y sus continuadores académicos armaron la historia que ellos querían, porque justificando a ciertos próceres se justificaban ellos mismos y condenando a ciertos personajes hundían a sus enemigos contemporáneos. Los revisionistas – algunos de ellos, por lo menos -, hicieron exactamente igual. De este modo se ha ido operando este extraño fenómeno que hace que la mitad de los historiadores argentinos opine exactamente lo contrario de la otra mitad… Esto no es positivo. El país no puede carecer de una historia verosímil ni puede presentar dos versiones contrapuestas, a elección del consumidor. No se trata de acuñar un tipo definitivo de historia. Ya tenemos amargas experiencias de lo que es una ‘historia oficial’. Se trata, simplemente, de decir la verdad objetiva de los hechos, sin dejar ninguna carta en la manga: partiendo de esta base las reglas de juego serán más limpias y la interpretación ya no podrá basarse en conceptos retóricos o en esquemas ideales, sino en la pura realidad de los hechos concretos».
Gordo Dan, eje de la batalla cultural de Milei
En estos días se ha producido un capítulo penoso de esta añeja y estéril batalla. Luego de haber denunciado muchas veces lo que llamaban «adoctrinamiento» en el sistema educativo, el gobierno de Javier Milei ha optado para luchar contra ese fenómeno, no evitarlo, sino adoctrinar a su gusto. Ofende la inteligencia la polémica por la compra de los dibujitos «libertarios» para el canal infantil Pakapaka. Con ellos se pretende contrarrestar los largos y tediosos años de adoctrinamiento kirchnerista. Y lleva a pensar en términos de lo que plantea el general Perón al inicio de esta página: ¿se está en presencia de maldad o de brutalidad? Caben ambas opciones. Por separado, o ambas a la vez, lo cual sería más grave. Y ya se sabe, como dijo el general, el bruto siempre es peor que un malo». Quizás para intentar dilucidar el dilema de maldad versus brutalidad vale la pena leer un mensaje en X del influencer libertario Gordo Dan: «Si el adoctrinamiento es de derecha, entonces no es adoctrinamiento. Porque nuestras ideologías no son equivalentes. Enseñar socialismo no es equivalente a enseñar liberalismo porque enseñar una no da lo mismo que enseñar la otra. Una defiende la realidad, y la otra una fantasía. Es como si yo en la facultad de medicina te dijera: bueno mirá, podés aprender cirugía de este manual de chamanismo y vibraciones mágicas azteca o del Principios de Cirugía de Schwartz 11ava Edición. No es lo mismo. No existe tal equivalencia moral entre enseñar uno y enseñar el otro. Enseñar uno está mal y enseñar el otro está bien. Les mando un fraterno abrazo.» Semejante bruta maldad o mala brutalidad, como se prefiera, no sería relevante si no fuera una voz cultural importante del gobierno. Al punto de que hace poco el presidente asistió a uno de sus programas de streaming llamado «La Misa» y mantuvo un diálogo con el conductor de seis horas. Es obvio pensar que el militante libertario Daniel Parisini, alias Gordo Dan, es sustantivo a la estrategia comunicacional y por lo tanto cultural de Javier Milei.
Esta semana, tras la compra de los dibujitos de Connor Boyac quien preside el Instituto Libertas, un think tank con sede en Utah, estado controlado por la iglesia mormona, se supo que en un cómic del dibujante hubo un homenaje a Milei. El presidente reenvió por X un mensaje de Boyac donde se aludía a esa aparición. La serie que se verá por Paka Paka es distribuida por Angel Studios, empresa de los hermanos mormones Neal y Jeffrey Harmon, que se encarga de comercializarla.
Poniendo a resguardo a Cristina y tomando en cuenta «lo mal que lo está pasando la gente», el periodista Borroni, embistió contra La Cámpora por sus ataques al gobernador Kicillof. Los mandó a juntarse con los libertarios del Gordo Dan.
Este tipo de operaciones se repiten una y otra vez y lleva a muchos a pensar en cómo contrasta la gestión económica, donde se muestran los mayores logros del gobierno, con la baja de la inflación a la cabeza, y su pobrísimo y nefasto desempeño en los temas culturales y educativos, de los que el caso Pakapaka es otro capítulo olvidable. Desentona con, por ejemplo, que en esos mismos días por primera vez la Argentina en siete años consiguió dinero del mercado de capitales. Eso manifiesta una confianza de los que pueden dar crédito que no compagina con los dibujitos mormones que celebra el Gordo Dan asimilándolo a una obra científica de medicina. Una clave muy sutil la dio el poeta Santiago Kovadloff, entrevistado esta semana por Luis Novaresio:«El gobierno generó una grieta en su gestión… Es impresionante los cambios económicos que ha introducido en la Argentina. Y el consenso que ha generado. La gestión económica del gobierno ha generado un reconocimiento indudable. Más allá de todo lo que se pueda discutir se ha hecho algo inédito. Hay creatividad en lo que se hizo. Esa totalidad o esa mayoría que acuerda con lo que se está intentando se siente incómoda cuando escucha que en otros órdenes no se procede con la misma disposición a innovar. ¿Y dónde estaría la innovación? En el fortalecimiento de la república y la convivencia. Porque si la economía es para todos, que lo sea la política también».
La idea de que la innovación indudable en economía no sintoniza con la no innovación que implica el debilitamiento constante de la república a través de lo que el gobierno llama «batalla cultural» es de una enorme potencia. En este punto hay quien cree que la economía es lo más importante y mientras avance esos otros aspectos no importan, son secundario o terciarios y advertirlos es buscarle la quinta pata al gato y, en contraposición, quien cree que en el largo plazo la economía no puede ser sustentablemente exitosa con este clima cultural porque se socava la confianza y se parte la sociedad en vez de integrarla. Ambos, sin embargo, ven mal estos despistes. Pero atención, también hay quien cree que este cambio económico y este retroceso político se necesitan mutuamente. Es más, no lo ven como un retroceso sino como el marco imprescindible para el cambio económico. De allí la celebración oficial de ciertas desmesuras. En otro tramo de la imperdible entrevista, el filósofo Kovadloff recordó un encuentro con Raúl Alfonsín que tuvieron varios intelectuales apenas retornada la democracia. Los encabezaba Jorge Luis Borges, quien sólo dijo: «Señor presidente, usted nos ha devuelto el deber de la esperanza». Se refería a la expectativa que se abría al país luego del infierno de la dictadura. Sería un enorme avance que a Milei se le pudiera decir lo mismo sustentados en su cambio de rumbo económico. Para cimentar esa posibilidad el Gordo Dan escribe: «Todo aquel que cuestione el más mínimo detalle de lo que hace o no hace Javier Milei es un pelotudo y fundamentalmente un hijo de remil puta». Fin.
EL CARTERO DE PINAMAR Propietaria: Virginia F. Visaggio Celular de contacto: 2267 439493 Director responsable: Angel Visaggio Edición: Martes 17 de Junio de 2025 NÚMERO
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