“Nos acaban de desvincular a toda la empresa, incluido el personal de administración, recursos humanos, cierran completamente. Nos trajeron un transporte para el que se quiera ir . Pero estamos todos en la playa y no nos vamos a ir hasta que nos den una respuesta coherente”, dijo Ignacio Cabezas a FM Plaza.
Lo más increíble, es que esa planta fue inaugurada por Whirlpool en 2022 y se invirtieron más de 40 millones de dólares para su apertura. En apenas tres años todo cambio, desde esa planta se fabricaba para exportación y para el mercado interno, pero la falta de competitividad para exportar y la invasión de productos importados complicó el panorama.
Cuando se inauguró la planta, el comunicado de prensa de la empresa aseguraba que iba a generar 1.000 puestos de trabajo entre directos e indirectos. La promesa fue que iba a fortalecer la cadena de proveedores y socios industriales ya que iba a tener una capacidad de producción de 300.000 lavarropas de alta capacidad al año, de las cuales el 70% se iban a exportar a la región. El 30% restante iba a fortalecer al mercado local. La misma gacetilla indicaba que para lograr esto necesitaban desarrollar más de 30.000 metros cuadrados de predio productivo.
Pero la realidad de 2025, desde la llegada de Javier Milei fue otra. Apenas fabricaban 150.000 lavarropas al año, de los cuales el 50% se vendía en Argentina y el resto se exportaba. No era la realidad que se imaginaron en el gobierno anterior, cuando se priorizaba el consumo y la industria nacional.
Las características de esta planta eran un orgullo para Whirlpool que la definía como “será una nueva planta de producción con tecnología de clase mundial, que tendrá un impacto positivo tanto para la Provincia de Buenos Aires como para todo el país e incluso para la región, debido a que una vez que comience a operar, se prevé que dos tercios de la fabricación serán exportados”. Contaban orgullosos que era una de las plantas más modernas del mundo.
La apertura de la planta de lavarropas fue un hito para Whirlpool
Esta fuerte apuesta de Whirlpool se daba en un marco muy especial “en estos tiempos tan desafiantes, atravesados por la pandemia del Covid-19, esta inversión marca un hito en la historia de Whirlpool y un paso muy importante en el proceso de industrialización de la compañía en Argentina. Esto nos permite seguir consolidando a la empresa como una marca líder, comprometida con la generación de empleo y el perfil exportador del país.”, manifestó Joao Carlos Brega, Presidente de Whirlpool Latinoamérica, que vino especialmente para el corte de cintas.
Pero la inversión de Whirlpool Corporation con el cambio de política económica se perdió. La compañía es líder mundial en electrodomésticos de cocina y lavado, reporta aproximadamente USD20.000 millones de dólares en ventas anuales, tiene 77.000 empleados y 59 centros de investigación de tecnología y fabricación. Si bien aclaran que no se van, la realidad es que Argentina ya no es un país que les interese para producir, generar puestos de trabajo, ni como polo exportador, con este dólar imposible.
Desde la empresa informaron que Whirlpool mantendrá su oficina comercial y de distribución en la Argentina, como hace 35 años, en la que seguirán trabajando casi 100. El contexto de fuerte desaceleración del consumo y aumento significativo de las importaciones lo complicó todo. Whirlpool dejará de lado la producción y se ocupará de importar y comercializar.
“Esta decisión implica una reconfiguración estructural de la operación en la Argentina. A partir de este cambio, Whirlpool concentrará su presencia en el país en actividades estrictamente comerciales y de servicio, garantizando el abastecimiento de electrodomésticos, accesorios y repuestos en todo el territorio de Argentina”, señaló el comunicado de la empresa.
Se encargaron de aclarar que “la compañía reafirma que su continuidad en la Argentina no está en revisión: su presencia comercial y su portafolio de productos seguirán disponibles para los consumidores, bajo un esquema operativo alineado con las condiciones del entorno local y regional”.
La caída en las ventas se notaba en la producción, los trabajadores cuentan que la planta pasó de fabricar 600 lavarropas diarios a 400, más de un 30% menos. El primer paso de la compañía fue despedir a trabajadores contratados. La empresa había adelantado las vacaciones al 22 de diciembre, lo que indicaba que todo era normal.
La UOM mantuvo una reunión con la empresa para pedir que una parte de los empleados despedidos sean reasignados a tareas de despacho de los productos en stock. 'El cierre ya es una decisión tomada. Dicen que les sale muy caro invertir en el país', afirmó el operario Ignacio Cabezas, a partir de lo conversado en la reunión entre Whirlpool y delegados de UOM. el personal se mantiene en la planta esperando novedades.


