23/02/2025 - NOTA EDITORIAL - POR ALDO GODINO LA GOLONDRINA Y EL LINO : SÉ TÚ MISMO, LOS DEMÁS PUESTOS YA ESTÁN OCUPADOSAfirmaba el dramaturgo y escritor Eugène Ionesco que, "pensar contra la corriente del tiempo es heroico; decirlo, una locura". Y aunque a veces sintamos cosquillas en el estómago, creo que debemos animarnos a ser nosotros mismos, a no callarnos. Cuando corresponda, deberemos hablar con espontaneidad y con fundamentos. Decía Picasso que "todos los niños nacen artistas. El problema es cómo seguir siendo artistas al crecer". Porque, cuando uno crece, suele pensar que es más conveniente ser "prudente" y callar; o disfrazarse de camaleón. ...LEER MÁS .... Hace falta un valor creciente ante una creciente presión de lo políticamente correcto. Por eso algunos, en lugar de nadar a contracorriente como bravos salmones, prefieren hacerse el muerto y dejarse arrastrar en la dirección del agua. En este mundo hay personas que no quieren parecer lo que son. Y asumen que es más prudente parecer lo que no son y pensar que los demás se lo creyeron. Muchas veces nos sometemos a los imperativos, a los gustos de quienes nos rodean. Creemos que presentándonos de tal forma no seremos rechazados. Tenemos interiorizado que ir a contracorrienteà casi nunca es conveniente. Todos queremos necesitamos sentirnos integrados, acogidos, queridos. Pero no a cualquier precio. ¿Somos conscientes de que si los que nos rodean nos quisieran de verdad deberían querernos, aceptarnos y respetarnos con nuestros propios zapatos? Oscar Wilde escribió: 'Sé tú mismo, los demás puestos ya están ocupados'. Defender aquello en lo que creemos. Mal que les pese a muchos, pensar distinto no me hace tu enemigo, me hace simplemente diferente, aunque alguien lo use para una guerra personal. Hubo y hay como una estrategia de patologizar al que discrepa ideológicamente de lo que otro sostiene. Parecería que discrepar nos convierte en malas personas. Se practica con impunidad esa forma de desautorizar sin argumentar, opinar en contra como metodología, afirmar cosas sin haber investigado las fuentes. 'Donde todo el mundo piensa igual, en realidad se piensa poco', decía Chesterton. Parecería que se ha instalado una suerte de inquisición para quienes no participan de algunas ideas transformadas en creencias: críticas agrias, estampillas de traidores, casos perdidos... Se está rechazando y excluyendo del mundo cotidiano a quienes piensan distinto; y todo ello sin tomarse la molestia de razonar y argumentar. Sin olvidar además que las palabras insultantes son preludio de acciones violentas. Muchas veces huimos de todo lo que huele a distinto, sin detenernos a pensar en cómo se pueden ver las cosas desde otra perspectiva, simplemente porque tenemos pánico a ser engañados o pereza para seguir buscando o fácil adhesión a fanatismos. Como si todo lo que no coincidiera con nuestras ideas pudiese catalogarse de propaganda engañosa o de esfuerzo inútil o de deslealtad cobarde. Todos nos hemos ido percatando, en circunstancias personales diversas, de que esta sociedad ha tocado fondo. Las crisis han causado un inmenso desorden moral, un desmayo ético que ha sumergido a buena parte de los ciudadanos no sólo en las ásperas dificultades materiales de una depresión, sino también en una indefensión cultural profunda. Sin embargo, no podemos encogernos de hombros ante el bien de las personas ni ante el bien común; no da lo mismo. La salud democrática de un país depende fundamentalmente de los valores de los ciudadanos, de cada uno de nosotros. Si falta la recta conducta moral, la honestidad y responsabilidad en el trabajo, el respeto a las personas y a sus derechos, la sinceridad y la tolerancia en la relación con las otras personas, el sistema democrático estaría corrompido por dentro, por más remiendos que se le quisieran añadir. Es hora de poner manos a la obra, antes de que sea tarde, aunque pensemos distinto. En 'El conde Lucanor' se relata una sabia respuesta: 'La golondrina vio que un hombre sembraba lino y, guiada por su buen juicio, pensó que, cuando el lino creciera, los hombres podrían hacer con él redes y lazos para cazar a los pájaros. Inmediatamente se dirigió a estos y les dijo que los hombres habían plantado lino y que, si llegara a crecer, debían estar seguros de los peligros y daños que ello suponía. Por eso les aconsejó ir a los campos y arrancarlo antes de que naciese. Les hizo esa propuesta porque es más fácil atacar los males en su raíz, después es mucho más difícil. Sin embargo, las demás aves no le dieron ninguna importancia y no quisieron arrancar la simiente. La golondrina les insistió muchas veces para que lo hicieran, hasta que vio cómo los pájaros no se daban cuenta del peligro ni les preocupaba; pero, mientras tanto, el lino seguía encañando y las aves ya no podían arrancarlo con sus picos y patas. Cuando los pájaros vieron que el lino estaba ya muy crecido y que no podían reparar el daño que se les avecinaba, se arrepintieron, pero tarde'. FUENTE: BAE |
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