“Esta práctica es censurable en todo sentido, porque es un patrón de comportamiento que se ha producido en los últimos dos años, y se ha acelerado en el presente, contrario a lo que fue siempre la excelencia de la Corte Suprema”, añadió.


En su extenso voto, Lorenzetti se despachó con una pormenorizada crítica que arrancó por las razones esgrimidas para la nueva secretaría y terminó con un repaso de las últimas decisiones internas del máximo tribunal avaladas por Rosatti, Carlos Rosenkrantz y Juan Carlos Maqueda.


“La invocación de principios de buena administración o gestión, no logran iluminar la oscuridad de los intereses que inspiran una serie de decisiones de los últimos tiempos en materia de superintendencia de esta Corte Suprema”, embistió Lorenzetti.


“La excelencia es desplazada por la ambición. (…) Siento verdadera tristeza por el estado de situación de esta Corte”, apuntó.


Lorenzetti denunció que “se designa personal con cargos de funcionarios, sin concurso, en base a la amistad o el parentesco y contrariando las expectativas de austeridad que la sociedad argentina exige”.


En ese contexto, reclamó que “siendo público y notorio que se han nominado dos jueces para el ingreso en esta Corte Suprema, es de buena fe esperar a escuchar su opinión y no consolidar situaciones de hecho para condicionarlos”.


Se trata –dijo- de “decisiones apresuradas, cuyo único objetivo es ocupar espacios de poder ante la posible incorporación de nuevos ministros”.


El ex presidente de la Corte también cuestionó la lentitud del tribunal en el tratamiento y resolución de causas.“Las demoras en l os fallos y su acumulación, se debe a la falta de gestión en los acuerdos de ministros”, advirtió, y precisó que hay “casi trescientas causas trascendentes y casi sesenta mil expedientes sin resolver en el Tribunal, lo que es inédito”.