El presidente de la FIFA, Gianni Infantino, se adelantó a la final de la Copa Libertadores en Lima para enviar un mensaje que resonó mucho más allá del universo futbolero: su apoyo público y directo a Claudio “Chiqui” Tapia, titular de la AFA y figura hoy en el centro de un feroz enfrentamiento con el Gobierno nacional. No se trató sólo de un saludo protocolar, sino de una señal política dentro del mapa del fútbol global.


La relación entre la AFA y la gestión de Javier Milei atraviesa uno de sus momentos más ásperos, con acusaciones cruzadas, presiones institucionales y un clima de tensión que se acrecentó en las últimas semanas. En ese contexto, la aparición de Infantino reforzando la figura de Tapia funciona como un gesto contundente: el máximo organismo del fútbol mundial se alinea detrás del dirigente argentino en plena disputa doméstica.


Infantino compartió un video en el que destacó el trabajo del Congreso Extraordinario de la Conmebol, su presidente Alejandro Domínguez y todos sus miembros, pero dedicó un apartado especial para subrayar el rol de Tapia. Además de presidir la AFA, el dirigente ocupa la vicepresidencia segunda de la Conmebol y representa a Sudamérica en el Consejo de la FIFA, un lugar que mantiene con el apoyo explícito de sus pares regionales y ahora, de manera pública, del propio presidente de la entidad global.




 



“Es para mí un gran placer dirigirme al Congreso Extraordinario de la Conmebol y agradecer a todos los amantes del fútbol en Sudamérica, liderados por el presidente Alejandro Domínguez, por su extraordinario trabajo”, expresó Infantino en su cuenta de Instagram. Celebró además el protagonismo continental en el Mundial de Clubes, destacó a los clubes y aficionados sudamericanos y adelantó que la región volverá a tener un papel central en la Copa Mundial 2026 en Norteamérica.


El titular de la FIFA también hizo foco en el crecimiento del fútbol femenino y anticipó la expectativa por la Copa Mundial Femenina 2027 en Brasil, antes de cerrar su mensaje reafirmando su cercanía con Tapia, justo cuando puertas adentro el Gobierno nacional busca debilitar su influencia en el fútbol argentino.


El gesto de Infantino no pasó desapercibido en el ámbito político. En un escenario donde la Casa Rosada insiste en reformar estructuras del deporte y en cuestionar abiertamente a las conducciones actuales, la FIFA envió un mensaje que marca límites: Tapia es, para el organismo internacional, un dirigente con legitimidad sólida y respaldo institucional.


La banca pública del presidente de la FIFA, en medio de la ofensiva del Gobierno, termina por reforzar el tablero: cualquier intento de desplazamiento o intervención sobre la AFA no sólo tendría impacto local, sino que podría escalar al terreno de las relaciones internacionales del fútbol, donde Infantino ya dejó claro de qué lado se para.